Lawsuit Settlement: Justice Served for Indigenous Bolivian Families

Settlement preserves landmark 2018 verdict; ex-president and defense minister to compensate families of people killed by military

[En Español Abajo]

September 28, 2023 – Bolivia’s former president and former minister of defense will pay an undisclosed sum in compensatory damages to family members of eight people killed by the Bolivian military, under a settlement announced today. This marks the end of a 16-year legal battle tracing back to the “Gas War,” when Bolivia’s leaders deployed the military to try to quash mass protests against the government’s plan to export the country’s natural gas. 

Both the former president, Gonzalo Sánchez de Lozada, known as “Goni,” and his former defense minister, José Carlos Sánchez Berzaín, have lived in the United States since they fled Bolivia following the massacre. In a landmark 2018 verdict, a federal jury in Florida found them responsible for the killings and awarded the plaintiffs $10 million in damages. This was the first time in history that a former head of state sat before his accusers in a U.S. human rights trial. 

In a joint statement, the parties agreed that it is time to resolve their legal dispute: 

After a decade-and-a-half of litigation, the Plaintiffs and the Defendants agree that it is time to resolve their legal dispute. Accordingly, the Parties have reached a settlement that provides compensation for the families of the Plaintiffs and legal releases prohibiting any further actions of any kind by the Plaintiffs against the Defendants based on the events that occurred in Bolivia in September and October 2003. The decision to settle does not mean that the Defendants admit that they bear responsibility for the events at issue. The Parties have agreed not to disclose any terms of their settlement agreement. 

As a result of this agreement, the defendants will withdraw their appeal and the 2018 jury verdict will remain in place. 

Teófilo Baltazar, plaintiff in the case, said, “When we started this, everyone told us that Goni was above the law. I feel proud that Aymara Bolivians showed the world that no leader, no matter how rich or powerful they are, has absolute impunity.”

The crackdown initiated in 2003 by Sánchez de Lozada and Sánchez Berzaín centered on the largely indigenous Aymara city of El Alto. The military killed more than 60 people and injured some 400, including children. In a 2011 trial in Bolivia, former military commanders and government officials were convicted for their roles in the bloodshed. Although indicted in the same case, Sánchez de Lozada and Sánchez Berzaín could not be tried in absentia under Bolivian law.

The Bush administration declared its support for Bolivia’s government during the 2003 crackdown and, along with subsequent administrations, provided safe haven to Sánchez de Lozada and Sánchez Berzaín. In 2012, the Obama administration rejected Bolivia’s extradition request. 

“For too long, world leaders have used the United States as a refuge after carrying out egregious abuses. This landmark case shows that they can be held to account,” said Thomas Becker, an attorney with the University Network for Human Rights who has represented the plaintiffs since the beginning of the lawsuit.

Family members of eight people killed by the military filed a lawsuit against the two former leaders in 2007. In 2016, a U.S. appeals court held that the plaintiffs could proceed with their claims under the Torture Victim Protection Act, which authorizes civil suits in U.S. courts against foreign government officials responsible for extrajudicial killings. 

“Despite the enormous challenge of bringing human rights cases in the United States, these nine plaintiffs beat all odds and achieved a victory that will impact Bolivia forever,” said Beth Stephens, a cooperating attorney with the Center for Constitutional Rights.

Among the plaintiffs were Etelvina Ramos Mamani and Eloy Rojas Mamani, whose eight-year-old daughter Marlene was killed in front of her mother when a shot was fired through a window in their home; Teófilo Baltazar Cerro, whose pregnant wife Teodosia was killed by a bullet fired through the wall of a house; Felicidad Rosa Huanca Quispe, whose 69-year-old father Raul was shot and killed along a roadside; and Gonzalo Mamani Aguilar, whose father Arturo was shot and killed while tending his crops.  

“It has been a privilege to work with these Bolivian families over the last 16 years to secure justice. I have been awed by their consistent optimism and fortitude, which drove this important result,” said Steven Schulman of Akin Gump.

At the three-week trial in 2018, witnesses recounted that tanks rolled through the streets and soldiers shot for hours on end, including into homes and at fleeing, unarmed civilians. A former soldier in the Bolivian military testified that he was ordered to shoot at “anything that moves.” Another witness recalled that she saw an officer kill a soldier for refusing to shoot at unarmed civilians. 

The family members are represented by lawyers with the Center for Constitutional Rights; Harvard Law School’s International Human Rights Clinic; University Network for Human Rights; and the law firms of Akin Gump Strauss Hauer & Feld LLP; and Schonbrun Seplow Harris Hoffman & Zeldes LLP. The Center for Justice and Accountability joined the litigation in 2022.

For more information, visit the Center for Constitutional Rights’ case page

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Acuerdo Extrajudicial: Se Logra Justicia para Familias Indígenas Bolivianas

Un acuerdo mantiene el histórico veredicto de 2018; el expresidente y el ministro de defensa indemnizarán a las familias de las víctimas de masacres extrajudiciales.

28 de septiembre de 2023 – En un acuerdo anunciado hoy, el expresidente y el exministro de defensa bolivianos pagarán una cantidad no divulgada en concepto de resarcimiento por daños y perjuicios a las familias de ocho víctimas asesinadas por las fuerzas armadas bolivianas. Esto marca el fin de una batalla legal de 16 años cuyos orígenes se remontan a la "Guerra del Gas", cuando los líderes bolivianos desplegaron a las fuerzas armadas con la intención de sofocar las manifestaciones populares contra el plan gubernamental de exportar el gas natural del país.

El expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada, conocido como “Goni”, y su ministro de defensa, José Carlos Sánchez Berzaín, han vivido en los Estados Unidos desde que huyeron de Bolivia después de las masacres. En 2018, en un veredicto histórico, un jurado federal en Florida los declaró culpables de los asesinatos y concedió una indemnización de $10 millones de dólares a los demandantes. Fue la primera vez que un exjefe de estado se enfrentó a sus acusadores en el contexto de un juicio estadounidense de derechos humanos. 

En una declaración conjunta, las partes acordaron que es hora de resolver su conflicto legal: 

Después de una década y media de litigio, los Demandantes y los Demandados concuerdan en que es momento de resolver su disputa legal. En consecuencia, las Partes han logrado una conciliación que proporciona una compensación para las familias de los Demandantes y exoneraciones legales que prohíben cualquier acción adicional de cualquier tipo por parte de los Demandantes contra los Demandados en relación con los eventos que ocurrieron en Bolivia en septiembre y octubre de 2003. La decisión de conciliar no significa que los Demandados admitan responsabilidad por los eventos en cuestión. Las Partes han acordado no divulgar ningún término de su acuerdo de conciliación.

Como resultado del acuerdo, los demandados retirarán su apelación y el veredicto del jurado de 2018 permanecerá en vigencia. 

Teófilo Baltazar, uno de los demandantes del juicio, afirmó:  “Cuando comenzamos con el juicio, todo el mundo nos dijo que Goni estaba por encima de la ley. Me siento orgulloso de que el pueblo Aymara ha mostrado al mundo que ningún político, sin importar lo rico o poderoso que sea, goza de impunidad absoluta.”

La represión desatada por Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín en 2003 se centró en la ciudad mayoritariamente indígena de El Alto. Las fuerzas armadas asesinaron a más de 60 personas y lesionaron a unas 400, incluyendo niños. En 2011, un tribunal boliviano condenó a altos mandos militares y algunos ministros por su papel en la matanza. A pesar de haber sido imputados en el mismo juicio, Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín no pudieron ser juzgados bajo la ley boliviana por encontrarse en ausencia.

Durante la represión en 2003, el gobierno estadounidense de Bush declaró su apoyo al gobierno boliviano y, junto con las administraciones subsiguientes, dio refugio a Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín. En 2012, el gobierno de Obama rechazó la solicitud de extradición realizada por el Estado de Bolivia. 

“Durante demasiado tiempo, los líderes mundiales se han refugiado en los Estados Unidos después de cometer abusos atroces. Este juicio histórico muestra que se les puede hacer responsables”, dijo Thomas Becker, abogado de la Red Universitaria de Derechos Humanos, quien ha representado a los demandantes desde el principio de la demanda. 

Los familiares de ocho de las víctimas de la represión militar demandaron a los exfuncionarios en 2007. En 2016, un tribunal de apelaciones estadounidense dictaminó que los demandantes podían continuar con su demanda bajo la Ley de Protección a Víctimas de Tortura (Torture Victim Protection Act), que autoriza demandas civiles en cortes estadounidenses contra funcionarios extranjeros responsables de ejecuciones extrajudiciales. 

“A pesar del inmenso desafío de llevar a cabo una demanda de derechos humanos en los Estados Unidos, los nueve demandantes superaron todas las expectativas y lograron una victoria que llegará a impactar a Bolivia para siempre”, dijo Beth Stephens, una abogada colaboradora del Centro de Derechos Constitucionales.

Entre los demandantes se encontraban Etelvina Ramos Mamani y Eloy Rojas Mamani, cuya hija de 8 años, Marlene, fue asesinada delante de su madre cuando una bala entró por la ventana de su casa; Teófilo Baltazar Cerro, cuya esposa embarazada fue asesinada cuando una bala penetró la pared de una casa; Felicidad Rosa Huanca Quispe, cuyo padre de 69 años fue baleado y asesinado al borde de la calle; y Gonzalo Mamani Aguilar, cuyo padre fue baleaado y asesinado mientras cuidaba sus cultivos. 

“Ha sido un privilegio trabajar en la búsqueda de justicia con estas familias bolivianas durante los últimos 16 años. Me ha impresionado el optimismo y la fortaleza constante de estas familias que han impulsado el caso para obtener este importante resultado” dijo Steve Schulman de Akin Gump.

Durante el juicio que duró tres semanas en 2018, los testigos relataron que los tanques circularon por las calles y que los militares dispararon durante horas y horas, incluso dentro de las casas y a civiles desarmados que huían. Un exmilitar testificó que le dieron la orden de disparar a “cualquier cosa que se moviera.”. Otro testigo narró que vio a un oficial matar a un soldado que se negó a disparar contra el pueblo desarmado. 

Los siguientes abogados representan a los familiares de las víctimas: Abogados del Centro de Derechos Constitucionales, La Clínica Internacional de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de Harvard, La Red Universitaria de Derechos Humanos, Los estudios jurídicos de Akin Gump Strauss Hauer & Feld LLP y Schonbrun Seplow Harris Hoffman & Zeldes LLP. Además, el Centro para la Justicia y Rendición de Cuentas (CJA por sus siglas en inglés)  se unió al litigio en 2022. 

Para más información, véase la página web sobre el caso

The Center for Constitutional Rights works with communities under threat to fight for justice and liberation through litigation, advocacy, and strategic communications. Since 1966, the Center for Constitutional Rights has taken on oppressive systems of power, including structural racism, gender oppression, economic inequity, and governmental overreach. Learn more at ccrjustice.org.

 

Last modified 

September 28, 2023